Dios me dio una Abuelita, pero se aseguró que ella fuera todo que iba necesitar. Conchita mostraba su amor en tantas formas, pero nunca quedaba duda. Se despertaba tempranito cada día para cuidar a su familia. Cuando iba a sus viajes a Juárez cada verano, se iba con maletas llenas de cosas para la gente de allá, y regresaba con maletas llenas de cosas para los de aquí.

Me recuerdo cuando le ayudaba colgar la ropa para secar. Las bolsas de su delantal siempre estaban llenos de broches. Lo hacia todos los días. Me recuerdo cuando nos daba con las mata moscas cuando éramos traviesos. Sabia con nos iba a espantar más que nos iba doler, pero tenía el efecto deseado. Me recuerdo chile colorado o chile verde para la cena los viernes. Me recuerdo del horno lleno de sartenes. Adivinen donde las guardo hoy. Me recuerdo de gabinetes llenos de contenedores de plástico y vidrio, por sí. Me recuerdo que partía el paquete de jamón a la mitad para que rindiera más. Me recuerdo de las tortas de jamón con queso que me hacía cuando no tenía escuela. Me recuerdo cuando me recogía de la primaria. La podía ver cuando venía por la Gramercy, antes que diera vuelta en la 24o. Me escondía, y ella se la hacía que era bien difícil encontrarme. Me recuerdo los sueñitos que se tomaba durante el día en su montaña de almohadas. Me recuerdo cuando me despertaba con cariño cada mañana para la escuela, y el abrazo y la sonría que me daba cuando regresaba. Me recuerdo cuando iba a su case ya más grande cuando no vivíamos debajo del mismo techo. Siempre me daba algo de comer, y siempre fue algo rico.

Lo voy a recordar para siempre. Si, Dios me dio una Abuelita, pero Ella fue la mejor que alguien pudo haber pedido. Conchita, la quiero, la extraño, y vivirá por siempre en mi corazón (tome nota que todavía no la estoy “tu-tiando”!).


God saw fit to give me one Grandma, but he made sure she would be all I would ever need. Conchita showed her love in so many ways, there was never any doubt about it. She was up in the early morning hours every day to take care of her family. When she went on her summer trips to Juarez, she always had luggage full of things she was bringing to people there, and she would come back with things for the people here.

I remember helping her hang the clothes to dry. The pockets of her apron were always full of wooden clothes pins at various stages of wear. She did it every day. I remember her spanking us with the mata-moscas when we were acting a fool. She knew it would scare us more than it actually hurt, but it would get the point across. I remember chile Colorado or chile verde for dinner on Friday nights. I remember an oven full of cast iron pans. Guess where we keep ours. I remember cabinets full of empty plastic and glass food containers, just in case. I remember her cutting the package of ham in half so it would last longer. I remember the ham & cheese sandwiches she would make me for lunch when I was off from school. I remember her coming to pick me up from pre-school. I would see her coming from Gramercy before she turned on to 24th. I would hide; she would pretend it was harder to find me than it really was. I remember her cat naps she would take throughout the day on the mountain of pillows on her bed. I remember her gently waking me every morning for school, and greeting me with a hug and smile when I got home. I remember going to her house when I was older, and we no longer lived under the same roof. She always made sure I ate something. It was always delicious.

I will always remember. Yes, God gave me one Grandma, but He made sure She was the best one anyone could ever have. Conchita, I love you, I miss you, and you will live on forever in my heart.

Las vacaciones eran geniales todos los primos reunidos, sacábamos las sillas a la banqueta y todos platicábamos afuera en el verano, como decía mi tía Naty tomando el fresquecito. 
Tía Concha gracias por hacerme partícipe en sus clases de tejido, prueba de ello el placer y el gusto por tejer, siempre en mi corazón y dele un abrazo a mi abuelita cuando se encuentren también a mi tía Naty y mi santa madre

Ever since I remember the juarez cousins were expecting the visit of tia Concha and family during summer vacation. All together had wonderful gatherings. And as time went by, we grew up being close and loving regardless the distance.  So here we are now... Saying our goodbyes to tia Concha but never without thanking her for giving us nine wonderful cousins. Tia... You will never be forgotten. 

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