José Eligio, conocido cariñosamente por muchos como Eligio o Don Eligio, nació en Granada, Nicaragua, el 28 de octubre de 1942. Fue el octavo de trece hijos. Su padre era de San Carlos y su madre era de San Miguelito, ambos pueblos en Río San Juan. Pasó su infancia en San Miguelito hasta que se trasladó a Granada para realizar estudios primarios y secundarios en el Colegio Don Bosco.
Desde la primera infancia, desarrolló una sólida ética de trabajo laborando con su madre y ayudándola a administrar su tienda de suministros y su negocio de madera después de que su padre falleciera cuando Eligio tenía solo 12 años. Era apasionado y estaba comprometido con todas las actividades en las que estaba involucrado, desde jugar fútbol en su juventud, donde participó en múltiples torneos en América Central, hasta su compromiso dedicado con Cursillos de Cristiandad y su iglesia Sagrado Corazón.
José Eligio era un hombre de convicción y fe inquebrantable. Quienes lo conocieron mejor pueden recordar muchas ocasiones en las que esta creencia se mostró plenamente, desde su firme creencia y persistencia en sacar a su familia de Nicaragua y en los Estados Unidos contra todos los obstáculos hasta su convicción de conseguir la casa de sus sueños con lo único recursos que tenía. Los obtuvo a ambos. Solía decir: "Yo se le pedí al flaco y yo estoy convencido de que nos los va a dar".
Él nunca quiso vivir en los Estados Unidos. Sin embargo, salió obligado debido a los acosos y amenazas del Gobierno. El Temía por sí mismo y su familia venir a Miami a vivir. A menudo solía decir: "Me preocupa mucho ver cómo las familias se deshacen y se separan una vez llegando a los Estados Unidos". Por eso, él siempre estaba comprometido a mantener unida a su familia sin importar las circunstancias. Estaba orgulloso de que, a través de muchos desafíos en el camino, como perder todas sus pertenencias durante el huracán Andrew y sufrir muchos reverses financieros y de salud, la familia se mantuvo unida. Estaba increíblemente orgulloso y feliz de que sus hijos y su hija tuvieran la oportunidad de desarrollar una carrera y sus propias familias.
José Eligio era una persona alegre y siempre optimista. Él también se dedicó mucho al bienestar de sus amigos de Cursillo y del Sagrado Corazón. Pasó muchas horas en el teléfono mientras estaba en el hospital, simplemente conversando con amigos y familiares y haciendo planes sobre qué hacer al salir del hospital. Al final, supo que su futuro estaba en manos de Dios. Él se sentía en paz y listo para reunirse con Dios si esa era la voluntad del Señor o listo para continuar su vida en esta tierra, sirviendo a su comunidad y deseando pasar tiempo con sus nietos, su familia y amigos.
José Eligio tocó muchos corazones en su vida, y su naturaleza generosa fue bendecida con muchas amistades que desarrolló durante muchos años. Muchos de sus amigos, al darse cuenta de que Eligio había fallecido, exclamaron que habían perdido a "Mi Mejor Amigo", "Mi Mentor" y "Mi Compañero en la Fe". Para su familia se ha perdido el mejor esposo, padre y amigo que podrían haber tenido.
A Eligio le sobrevive su amada esposa que estuvo fielmente a su lado por 53 años, Maricela Chavarria, y sus cuatro hijos, Javier, Mauricio, Alexis, Carlos y su hija María. También le sobreviven seis nietos, su orgullo y alegría, Isabella, Natalia, Mathew, Serena, Luis Eduardo y Atticus.
SHARE OBITUARY
v.1.8.18