

Su profesión fue ser una esposa y madre excepcional. Se preocupo profundamente por su familia. Nunca lo hizo por obligación, pero por amor. Su casa siempre tenía que estar limpiecita. Su comida era la más deliciosa del mundo y todavía la envidia de nuestra familia. Nunca obtuvo una licenciatura, pero tenía un increíble verbo y escritura. Su vestir era impecable. Pero su gran logro fue de criar una increíble familia. Todo su perfeccionismo y amor fueron la fundación de nuestra trayectoria.
Hilda nació el 13 de enero del 1925 en Lajas, pero se crio en Cabo Rojo, Puerto Rico. Conoció la pasión de su vida, su Joaquincito al quien le llamaba Ramon, en La ciudad de Las Marías y por 60 años le dio todo su amor. Ella deja en esta tierra como legados de su vida a su hija Hilda Enid González Pinto, su hijo Joaquín E. González Pinto, su nuera Evelyn Ortiz de González, y a sus queridos nietos Ramsey, Kester y Charlene. También deja a sus bisnietos Ashley, Dylan y Thiago.
Querida Reina, tu Rey te recibe y te canta. “Perfume de gardenia tiene tu boca”, “Bellísimos destellos de luz en tu mirar”, “Tu risa es una rima de alegres notas”, “Se mueven tus cabellos cuál onda en el mar”.
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