

With deep love and profound gratitude for his remarkable life, the family of Augusto Ismael Madico Escudero announces his peaceful passing on November 25, 2025, at the age of 96. Born on July 20, 1929, Augusto lived a life rooted in faith, joy, and service.
Augusto devoted many cherished years to his beloved wife, Olga, with whom he built a home filled with love, laughter, and unwavering commitment. Together, they raised a beautiful family, blessed with five children: Olga Laird, Augusto (Tito) Madico, Dora Olaechea, Ines Madico, and Mariola Hoffman, who were his pride and joy. His legacy continues through his five grandchildren: Tabatha Morgan, Nicole Suire, Jonathan Suire, Gabryella Hoffman, and Nikolas Hoffman - and his three great-grandchildren: Nolan Morgan, Emma Morgan, and Kaia Luu-Suire- each of whom brought him immense happiness in his later years.
Born into a large and loving family, Augusto grew up alongside nine brothers and three sisters, a bond that shaped his generous spirit and his gift for making everyone feel like family.
Augusto served his homeland of Peru with honor through 34 dedicated years in the military as Lt. Major of Infantry of the Peruvian Army. After immigrating to the United States, he continued his life of service within his parish, giving countless hours to St. Elizabeth Ann Seton, where his servant’s heart shone brightly. His faith in God guided every step he took, every sacrifice he made, and every act of kindness he offered.
Known for his joyful disposition, Augusto filled rooms with laughter, jokes, and his infamous stories - tales that family and friends will forever cherish. He made friends effortlessly and had a unique way of making each person feel seen, valued, and loved.
Above all, Augusto’s deepest devotion was to God, his family, and his cherished wife. The strength of his faith, the warmth of his character, and the love he poured into others leave a powerful and enduring legacy.
Though our hearts are heavy, we give thanks to God for the gift of Augusto’s life—a life well lived, generously given, and beautifully remembered. His love will continue to guide us, and his legacy will shine through every generation that follows.
May he rest in eternal peace in the presence of the Lord he loved so deeply.
En Español:
Con profundo amor y una inmensa gratitud por su vida extraordinaria, la familia de Augusto Ismael Madico Escudero anuncia su partida en paz el 25 de noviembre de 2025, a la edad de 96 años. Nacido el 20 de julio de 1929, Augusto vivió una vida arraigada en la fe, la alegría y el servicio.
Augusto dedicó muchos años de su vida a su amada esposa, Olguita, con quien construyó un hogar lleno de amor, risas y un compromiso inquebrantable. Juntos criaron una hermosa familia, bendecida con cinco hijos —Olga Laird, Augusto (Tito) Madico, Dora Olaechea, Inés Madico, y Mariola Hoffman— quienes fueron su orgullo y alegría. Su legado continúa a través de sus cinco nietos —Tabatha Morgan, Nicole Suire, Jonathan Suire, Gabryella Hoffman y Nikolas Hoffman— y sus tres bisnietos —Nolan Morgan, Emma Morgan y Kaia Luu-Suire— cada uno de los cuales trajo inmensa felicidad a sus años finales.
Nacido en una familia numerosa y amorosa, Augusto creció junto a nueve hermanos y tres hermanas, un vínculo que formó su espíritu generoso y su capacidad de hacer sentir a todos como parte de la familia.
Augusto sirvió a su patria, Perú, con honor durante 34 años en el servicio militar como Lt. Mayor de Infanteria del Ejercito del Peru. Después de emigrar, continuó su vida de servicio dentro de su parroquia, dedicando incontables horas a St. Elizabeth Ann Seton, donde brilló su corazón servicial. Su fe en Dios guió cada paso que dio, cada sacrificio que hizo y cada acto de bondad que ofreció.
Conocido por su carácter alegre, Augusto llenaba los ambientes con risas, bromas y sus historias tan famosas —relatos que su familia y amigos atesorarán para siempre—. Hacía amistades con facilidad y tenía una manera única de hacer que cada persona se sintiera vista, valorada y amada.
Por encima de todo, la más profunda devoción de Augusto fue hacia Dios, su familia y su querida esposa. La fortaleza de su fe, la calidez de su carácter y el amor que derramó sobre los demás dejan un legado poderoso y duradero.
Aunque nuestros corazones están adoloridos, damos gracias a Dios por el regalo de la vida de Augusto: una vida bien vivida, entregada generosamente y recordada con belleza. Su amor continuará guiándonos, y su legado brillará en cada generación que le sigue.
Que descanse en paz eterna en la presencia del Señor a quien amó tan profundamente.
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v.1.18.0