

Anita fue una esposa dedicada, madre amorosa, hermana querida, abuela y bisabuela orgullosa. Su vida estuvo marcada por un corazón noble, una sonrisa cálida y unas manos siempre dispuestas a servir y cuidar de los suyos. Fue el pilar de su familia, ejemplo de fortaleza, ternura y perseverancia aun en los momentos más difíciles.
Le sobreviven sus hijos Félix y Amanda, así como sus nietos y bisnietos y hermano y hermanas, quienes atesorarán por siempre sus enseñanzas, su cariño incondicional y los recuerdos compartidos a su lado.
Anita fue una fiel creyente en Jehová, aferrada hasta el último momento a la esperanza y a la promesa del Paraíso, una fe que guiaba cada paso de su vida y que hoy consuela a quienes la amaron. Su confianza en Dios fue inquebrantable y su ejemplo espiritual vivirá en el corazón de su familia.
Aunque su ausencia deja un vacío inmenso, queda la paz de saber que su amor permanece y la esperanza segura de volver a verla, conforme a las promesas de Jehová. Su memoria vivirá por siempre en quienes tuvieron el privilegio de conocerla y amarla.
Descansa en paz, querida Anita. Tu amor y tu fe nos acompañarán siempre. 🕊️
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v.1.18.0