Ricardo H. Martinez

on March 27, 1947 in Mexico City.

Ricardo was the firstborn among eight siblings. He loved the ocean and was a great

swimmer. In his younger years, he loved to exercise and was even an aspiring

wrestler. Later, he met his dear wife Rosa Maria. She was the love of his life. They

were married, moved to California and had two boys, Ricardo and Jose. He was a

devoted, loving father and husband. Those around him could see the incredible

amount of love he had for his family.

Ricardo was patient and dexterous, displaying many artistic talents and technical

qualities such as drawing, mechanics and made a living as a professional jeweler.

In his late thirties, he suffered a stroke that would forever change his life. He lost

mobility of half of his body but that didn’t stop him. He was a fighter who

dedicated his life to helping others. He worked tirelessly to help people with

disabilities. He could often be found in his garage fixing wheelchairs. He dedicated

over 10 years of his life to volunteering at Rancho Los Amigos Rehabilitation

Center. There he continued to repair wheelchairs for patients. He was a brilliant

human being with a huge heart who used his skills to help people with physical

disabilities like himself. He made it a routine to visit sick patients. He would visit

them and even accompany them to church. He would also do home visits to help

console patients suffering with depression. He helped them cope with their own

challenges by sharing his own life experience. His visits provided solace and

comfort to so many.

He made it his life’s work to show love and compassion to others. His loved ones

could always count on him. His faith in God and his love for others were always at

the heart of everything he accomplished. He fought, endured and overcame so

much throughout his life. His physical life here on earth ended but he leaves an

enduring legacy. He will forever be remembered as a fighter who touched so many

lives and whose love and compassion comforted so many of those around him.

He was admired and loved by so many. He leaves behind his two sons, Jose

Martinez and Ricardo Martinez, his daughters-in-law, Janet Martinez and Susan

Martinez, as well as his six grandchildren Giovanni, Eric, Matthew, Samuel,

Jenelle, and Juliette whom he loved and adored unconditionally. He will also be

missed by his sisters Virginia, Guadalupe, Rafaela, Mary, and Leticia and his only

brother Lino. He was preceded in death by his wife Rosa Maria, his youngest sister,

Maria Concepcion and his parents Guadalupe and Clementino Martinez.

Jose and Ricardo feel comfort knowing both of their parents are together again.

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Ricardo Hernández Martínez falleció el 12 de mayo de 2020. Nació el 27 de marzo de 1947 en la Ciudad de México.

Ricardo fue el primer hijo de ocho hermanas y hermanos. Le encantaba el mar y era un gran nadador. Cuando era jóven, le gustaba hacer ejercicio e incluso era un aspirante a luchador. Más tarde, conoció a su querida esposa Rosa María. Ella fue el gran amor de su vida. Se casaron, se mudaron a California y tuvieron dos hijos, Ricardo y José. Fue un devoto y amoroso padre y esposo. Quienes lo rodeaban podían ver la increíble cantidad de amor que sentía por su familia.

Ricardo fue paciente y hábil, mostrando muchos talentos y cualidades artísticas y técnicas en el dibujo, la mecánica y se ganaba la vida como joyero profesional. Antes de cumplir cuarenta años, sufrió un derrame cerebral que cambiaría su vida para siempre. Perdió la movilidad de la mitad de su cuerpo, pero eso no lo detuvo. Fue un luchador que dedicó su vida a ayudar a los demás. Trabajó incansablemente para ayudar a las personas con discapacidad. A menudo se lo podía encontrar en su garaje arreglando sillas de ruedas. Dedicó más de diez años de su vida como voluntario en el Centro de Rehabilitación Rancho Los Amigos. Allí continuó reparando sillas de ruedas para pacientes. Era un brillante ser humano con un gran corazón que utilizó sus habilidades para ayudar a las personas con discapacidades físicas como él. Hizo una rutina visitar a pacientes enfermos. Los visitaba e incluso los acompañaba a la iglesia. También hacía visitas a domicilio para ayudar a consolar a los pacientes que sufrían con depresión. Los ayudaba a enfrentar sus propios desafíos al compartir su propia experiencia. Sus visitas proporcionaron consuelo a muchos.

Dedico gran parte de su vida a mostrar amor y compasión a los demás. Sus seres queridos siempre podían confiar y contar con él. Su fe en Dios y su amor por los demás siempre estuvieron al centro de todo lo que logro en su vida. Lucho, soportó y venció muchísimo a lo largo de su vida. Su vida física aquí en la tierra terminó, pero deja un gran legado inolvidable. Siempre será recordado como un luchador que tocó tantas vidas y cuyo amor y compasión confortaron a muchos de los que lo rodeaban.

Fue amado y admirado por muchos. Deja a sus dos hijos, José Martínez y Ricardo Martínez, sus nueras, Janet Martínez y Susan Martínez, así como a sus seis nietos Giovanni, Eric, Matthew, Samuel, Jenelle y Juliette, a quienes amaba y adoraba incondicionalmente. También lo extrañarán sus hermanas Virginia, Guadalupe, Rafaela, Mary y Leticia y su único hermano Lino. Le precedieron en la muerte su esposa Rosa María, su hermana menor, María Concepción y sus padres Guadalupe y Clementino Martínez.

José y Ricardo se sienten reconfortados al saber que sus padres están juntos de nuevo.