28 de agosto de 1938 - 6 de abril de 2018
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Proverbios 31:10
Un veintiocho de agosto de 1938, María Medina conocida como doña Mary, madre de Nadina, e Ignacio Castro su padre, recibieron el regalo que le dio
Nuestro Señor, el nacimiento de Nadina. Vino al mundo en el Barrio Canovanillas del pueblo de Carolina, Tierra de Gigantes. De muy niña, junto a sus abuelos, su hermano William y otros familiares, fue a vivir a Loíza, pueblo que la acogió como hija adoptiva y la vio crecer como hermana, hija, madre y amiga. Allí curso sus estudios primarios y se destacó como una gran líder y atleta. Más tarde se graduó como maestra en la Universidad de Puerto Rico. Se casó con otro joven loiceño, Ramón Miguel Jiménez Fuentes. De esta unión nacen María Ileana (Katy), Ramón Miguel (Junior) y José Víctor (Pepe). Luego de muchos años como maestra pasó a ser directora de escuelas. Además, fue maestra de escuela bíblica y estuvo a cargo del programa radial Leamos para crecer.
La música, los cánticos, las comidas para actividades de la iglesia, las flores y fuentes para adornar el altar de la Iglesia Bautista de Carolina fueron parte de su vida. Fue miembro del coro de la Iglesia Bautista de Carolina y de otros coros también. Se destacó como declamadora; nunca olvidaremos cómo se emocionaba cuando recitaba el poema Río Grande de Loíza, de Julia de Burgos. A Nadina le preocupaban los detalles. Le encantaba agradar y servir. Procuraba hacer todo lo que le era posible para ayudar a los demás. Siempre recordaremos las fiestas de Navidad en las que celebraba el cumpleaños de Lily. Cómo vamos a olvidar la famosa papinga, el famoso limondongo y, ¿por qué no? su especial arroz con salchichas con la jarra de Tang. Y así, una serie de eventos que marcaron nuestras vidas.
Hoy nos toca decirle adiós. Un adiós que deja un gran vacío. No sólo en sus familiares sino también en todas las personas que de una manera u otra disfrutaron de su cariño, amistad y compañía. ¡Nadina te amamos mucho, que Dios te bendiga!
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