Con profundo dolor y amor en nuestros corazones, despedimos a Hilda, una mujer cuya vida fue un testimonio de amor, fe y entrega. Leal a sus amigos, madre dedicada y abuela amorosa, Hilda supo tocar con su ternura y calidez a todos los que tuvieron la dicha de conocerla.
Su vida estuvo guiada por un profundo amor a Dios, a quien honró en cada uno de sus días. Su fe inquebrantable fue ejemplo e inspiración para quienes la rodearon. Siempre con una palabra amable, una sonrisa sincera y un corazón dispuesto a dar, dejó una huella imborrable en su familia y en su comunidad.
Descansa en paz en las manos del Señor, querida Hilda. Tu legado de amor y fe vivirá por siempre en nosotros.