

Nacida con un espíritu fuerte y un corazón lleno de amor, Altagracia fue una mujer que se definió a sí misma con orgullo: “fue y era una guerrillera”. Su vida estuvo marcada por su valentía, su carácter firme y su inmenso cariño por quienes la rodeaban. Amante de la naturaleza, encontraba alegría en su jardín, donde pasaba horas cuidando sus flores, especialmente sus queridas magnolias. También disfrutaba plenamente de escuchar mariachi, música que siempre llenaba su hogar de vida, y nunca faltaba en sus mañanas una taza de café acompañada de pan dulce.
Le sobreviven su hija María G. Ramírez; sus nietos Yomayra Ramírez y Julian Ramírez; así como sus cinco bisnietos, quienes llevarán siempre su memoria en el corazón.
Altagracia se reúne ahora con su amado esposo, José Daniel Martínez Zepeda; su hija Esther Santillana Aceves; y sus hermanos Encarnación Barajas-Aceves, Candido Barajas-Aceves, Jesus Barajas-Aceves, Maria del Rosario Barajas-Aceves, Juanita Barajas-Aceves, Baudelia Barajas-Aceves, Martina Barajas-Aceves, y Angelina Barajas-Aceves quienes la recibieron con los brazos abiertos.
La familia honra su vida recordándola como una mujer fuerte, dedicada y profundamente amorosa. Su legado perdurará en cada flor que brote, en cada canción de mariachi que resuene y en cada mesa donde se comparta café y pan dulce en su memoria.
Que descanse en paz, rodeada del amor eterno que sembró en vida.
Partager l'avis de décèsPARTAGER
v.1.18.0