Señor Jesús, Divino Maestro tu que enjugaste las
lagrimas de Marta y Maria hermanas de Lázaro,
Consuélanos. Seca las lagrimas que brotan de nuestro
corazón. Envía tu Santo Espíritu a consolarnos, que
tu presencia nos de animo para seguir adelante. Hoy
perdimos a una de las nuestras. Consuélanos con la
esperanza de que algún día volveremos a ver a nuestra
ser querida en compañía de tus angeles y de tus santos,
Que tu Santísima Madre la Virgen Maria salga a
recibir al ser que mas amamos, y que ha retornado a las
manos de su Creador y Redentor.