Las lágrimas silenciosas que cada uno derrama,
como lluvia sobre la tierra, nutren todo el amor
que en vida sembró en su familia. Ahora el trabajo de nuestro querido padre ha terminado,
su labor terrenal ha concluido, y descansa en un sueño tranquilo, lleno de paz,
habiendo ganado una rica
recompensa.
Su familia y sus nietos lloran su ausencia,
pero también agradecen el amor, la fuerza y los recuerdos
que dejó grabados para siempre en
nuestros corazones.
Sabemos que un día nos volveremos a reunir con él,
cuando la vida eterna nazca,
y en ese reencuentro no habrá más lágrimas,
solo amor y gratitud por todo lo que fue.
Que descanse en paz.