Víctor fue un hombre dedicado a su familia, quien siempre valoró la unión y el amor familiar por encima de todo. Su mayor deseo era mantener a todos juntos, fortaleciendo los lazos que los unían.
Durante más de 30 años, sirvió con entrega y devoción en su iglesia junto a su esposa. Era un hombre amoroso, responsable y un proveedor constante para sus seres queridos. Su profunda fe en Dios lo guiaba en cada paso y lo inspiraba a ayudar a los demás siempre que podía. Con gran humildad, se encargaba de transportar a los miembros de su comunidad eclesiástica, asegurándose de que nadie quedara sin apoyo.
Víctor es sobrevivido por su esposa María, sus hijos Manuel, Helen, Evelyn, Kelvin, Kelly y Emanuel, así como por cuatro nietos que llenaron su vida de alegría y orgullo.
Víctor Manuel Mendoza deja un legado de amor, compromiso y servicio que perdurará en el corazón de todos quienes lo conocieron. Su vida fue un ejemplo de entrega y fe inquebrantable.
Descansa en paz, Víctor, siempre serás recordado con amor y gratitud.