María Virgen fue una mujer llena de vida, alegría y amor. Amaba profundamente a su familia, con quienes compartió incontables momentos de unión y felicidad. Era amante de las flores, las cuales representaban para ella la belleza y esperanza de la vida. Su espíritu vibrante y su amor por la naturaleza dejaron una huella imborrable en quienes tuvieron el privilegio de conocerla.
Le sobrevive su hija y su hijo, así como sus nietos, quienes siempre llevarán en el corazón su ternura, fortaleza y sabiduría.
La familia agradece las muestras de cariño y apoyo recibidas en estos momentos de dolor.
Descansa en Paz Maria.