Nuestra querida Myrta, quien a lo largo de su vida fue hija, hermana, esposa, madre y abuela, vivió cada una de esas facetas con amor, entrega y alegría hacia sus seres queridos. Hoy nos duele profundamente su partida, pero encontramos consuelo al saber que está junto al Señor Jesucristo, velando por nosotros desde el cielo. Su ausencia dejará un vacío imposible de llenar, y cada día que nos reste en este mundo le pediremos a Dios que nos permita sentir su presencia, porque el amor que nos unió nunca desaparecerá.
Myrta nos iluminaba cualquier lugar con su sonrisa. Sus ocurrencias y su risa contagiosa serán recuerdos que atesoraremos por siempre.
Myrta , te amamos con todo nuestro corazón. Nos dejas un legado de amor, alegría, risas y entrega incondicional. Hasta que volvamos a encontrarnos.