

Michael Owen Porter Jr. fue un hombre de visión, determinación y liderazgo. Su capacidad natural para establecer prioridades y alcanzar metas marcó toda su vida. Prosperaba en un entorno organizado y estructurado, y cuando eso faltaba, él tomaba la iniciativa para crearlo.
Nacido y criado en Savannah, Georgia, hijo de Michael Sr. y Diana Porter, Michael fue un niño curioso y aventurero que amaba estar al aire libre. Estas cualidades lo acompañaron hasta la adultez y moldearon al hombre en que se convirtió. Compartió su infancia con su hermano menor, Milton, a quien guió e influenció —a veces de forma traviesa, pero siempre con amor. Su padre solía llevarlos a la isla de Tybee a practicar surf, una actividad que se convirtió en una tradición llena de recuerdos preciados.
El entusiasmo de Michael por el aprendizaje y su innata capacidad de liderazgo se manifestaron desde temprana edad. Se destacó académicamente, desarrollando un enfoque estructurado hacia sus estudios y demostrando una notable habilidad para resolver problemas. Su mente analítica y enfoque práctico ante los desafíos le valieron el título de “El más propenso al éxito” en su último año de secundaria.
Su pasión por el conocimiento continuó en la Universidad de Emory en Atlanta, donde estudió Administración de Empresas, seguido de una Maestría en Administración de Empresas en 1966. Como miembro de la fraternidad Alpha Sigma Phi, expandió sus aspiraciones de liderazgo y filantropía. La determinación y el intelecto de Michael lo destacaban, y enfrentaba cada reto con confianza y tenacidad.
Michael conoció al amor de su vida, Candace, durante sus años universitarios. Tres años después de terminar su maestría, se casaron en la hermosa ciudad de Charleston, Carolina del Sur, donde residía la familia de Candace. Su amor por Charleston perduró a lo largo de los años, y la visitaban con frecuencia.
La familia era el centro de la vida de Michael. Junto a Candace, criaron a dos hijos: Michael III y Savannah, quien recibió ese nombre en honor a su ciudad natal. La familia creció con la llegada de tres nietos: Logan, Taylor y Ariel. La manera en que Michael vivía su vida familiar reflejaba su actitud profesional: organizada, paciente y firme. Lideraba con el ejemplo, inculcando valores de determinación, respeto y criterio a sus hijos.
Amante de los animales, Michael adoraba a sus dos pastores alemanes, Jake y Roxy. También disfrutaba profundamente del aire libre, participando en actividades como el surf, el buceo, la vela, el senderismo y el golf. Era un fanático fiel de los Georgia Bulldogs y rara vez se perdía un torneo de golf profesional en ESPN.
El espíritu aventurero de Michael se extendía también a los viajes, donde encontraba gran placer en planear y organizar vacaciones familiares. Sus destinos favoritos incluían las Grandes Montañas Humeantes, San Diego, Disney y varios lugares internacionales. Con Candace pasó su luna de miel en Australia, donde bucearon en la Gran Barrera de Coral, y más tarde llevaron a sus hijos a un inolvidable crucero por el Caribe, alrededor de las Islas Vírgenes Británicas.
En su vida profesional, Michael fue un líder visionario. Como uno de los fundadores de Porter Trading, LLC, se desempeñó como director financiero, supervisando la dirección económica de la empresa. Su pensamiento estratégico y eficiencia impulsaron el crecimiento del negocio, y su capacidad para innovar y optimizar operaciones lo convirtió en un recurso invaluable.
La jubilación, como todo en la vida de Michael, fue cuidadosamente planeada. Junto a Candace se mudó a St. Simons Island, Georgia, donde se reencontraron con amistades de toda la vida. Continuó cultivando su pasión por el golf y la naturaleza, y eventualmente comenzó a practicar la carpintería cuando los viajes se volvieron más difíciles. También era un ávido lector, y encontraba gran placer en los momentos tranquilos, balanceándose en su columpio del porche mientras se sumergía en un buen libro.
Michael falleció en paz el 28 de marzo de 2020, rodeado de sus queridos amigos y familiares. Le sobreviven sus hijos, Michael III y Savannah, y sus nietos, quienes seguirán honrando y apreciando su legado.
Michael Owen Porter Jr. fue un hombre íntegro que persiguió incansablemente sus metas. Decidido, directo y siempre optimista, fue un líder nato que inspiró a quienes lo rodeaban. Su legado de trabajo duro, dedicación y amor será recordado con cariño por todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo.
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