Francisco nació el 4 de octubre, 1940, en Hidalgo Tamaulipas,
hijo de Jesús Lucio y Rafaela Carrizales.
Le sobreviven su hermana Manuela Lucio, su hermano Héctor Lucio
y un gran sin número de sobrinas y sobrinos.
Le precede en su partida sus padres, Jesús Lucio y Rafaela Carrizales,
sus hermanos, Alejandro y José Aurelio Lucio.
Francisco era un hombre fuerte, considerado, generoso, muy social,
le gustaba mucho platicar y tenía un excelente sentido del humor. Una de sus grandes virtudes era su gozo, ese gozo que es nuestra fortaleza.
Sus años de infancia los vivió en Santa Engracia Tamaulipas de allí la familia decidió irse a Cd. Victoria, Tamaulipas.
Ya establecido en la Ciudad, uno de sus primeros trabajos fue en una mueblería. En este tiempo apenas empezaban a salir las televisiones blanco y negro. Sin pensarlo mucho el compro una televisión para la familia, en especial para los sobrinos. Allí los pequeños vimos su generosidad y bondad. Él estaba sembrando en los sobrinos y eso era más importante para él.
En la década de sus 20 años, el decidió inmigrar junto a su hermano mayor a esta hermosa ciudad de Houston, Texas. Francisco venia hacia el sueño americano.
Fue una etapa difícil, ya que tenía que ajustarse a un País desconocido, un nuevo estilo de vida y un nuevo lenguaje. Con mucho trabajo y gran animo logro salir adelante y vencer esos obstáculos.
Sus triunfos eran triunfos de la familia ya que nunca se olvidó la familia que se quedaba en Cd. Victoria. Siempre ayudando y aportando para el bienestar de todos.
Su mama era su reina, y siempre la trato con excelencia. Francisco cumplió el mandamiento que dicta el Señor de honrar a sus padres.
Francisco era el centro de las fiestas, le gustaba mucho bailar y nunca le faltaron bailadoras.
En su tiempo libre le gustaba mucho leer y platicar, nunca había un tiempo aburrido a su lado.
Nos preguntamos si Francisco logro el sueño Americano? Logro uno mucho mejor ya que en este país conoció a nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús.
La única relación que se lleva hasta la eternidad.
Y cuando sucedió ese encuentro su vida cambio, para mejor al experimentar el Poder de Jesús.
Hemos sido bendecidos, privilegiados y honrados durante nuestra vida al tener a Pancho como hijo, hermano y tío. Él es muy amado por la familia, y siempre vivirá en nuestros corazones.
Es con gran gozo y dolor que lo entregamos a la Presencia de Nuestro Señor.
Sabemos que no es un adiós sino un hasta luego.
Te amamos Panchito,
Familia Lucio
