Sin imaginar que entraríamos juntos, pero saldría sola.
Llegamos porque tenía síntomas de COVID-19 nunca pensé que la situación se complicaría tanto. Estamos en tiempos difíciles, tantas muertes ya no sorprenden. Pero una cosa es sentirse apesarado cuando nos enteramos de la muerte de un vecino, un amigo, un familiar etc.
Pero NUNCA pensé que me tocaría vivir junto a mis hijos esta terrible enfermedad.
El día jueves 9 de septiembre del 2021 los médicos me comunicaron que debía ser intuvado lo más pronto posible, que esa era la única esperanza que quedaba para seguir luchando por su vida.
Mi esposo estaba asustado y se negaba a entrar en un coma inducido, ya que decía que pelearía por su vida estando consiente.
Que si había regresado sano y salvo de la guerra con Irak y Afganistán, también regresaría ileso de la guerra con este gigante invisible como lo es el COVID-19.
Sin embargo tuvimos que tomar la decisión juntos y lo hicimos.
El día Lunes 14 de septiembre una llamada me sorprendió, diciéndome que debía ir al hospital, que las cosas no marchaban bien y lamentaba decirme que debía ir al hospital a despedirme d él. Esa llamada fue un balde de agua fría que me paralizó el alma y el cuerpo.
Minutos después reaccioné y me dije: los médicos tienen su diagnóstico, pero yo confío en el rey de reyes y señor de señores. Leo se levantará, yo iré por él al hospital, lo traeré a casa de vuelta y disfrutaremos nuevamente cada segundo.
Estuve en el hospital junto a leo el lunes, para los médicos no había nada que hacer, un sangrado en el cerebro fue letal. Los daños fueron irreversibles. Pero yo seguía confiando. Pase la noche hablándole, recordándole anécdotas que siempre nos hacía reír. Le hablaba como si me escuchara muy atento y sin interrumpirme. Le vi en varias ocasiones lágrimas bajar, mientras le cantaba con alegría “un pacto con Dios hicimos tú y yo” Yo sé que el escuchó todo lo que platiqué. Yo sé que el luchó hasta el final, yo sé que tenía miedo de morir y dejarnos desprotegidos, a pesar de mostrarse fuerte para mí, antes del coma inducido. Yo sé que se sentía impotente y temeroso de perder la batalla .
Creo en Dios y quiero seguir diciendo que los planes de Dios son perfectos. Lo perdí el martes 15 de septiembre alrededor de las 6:45 pm.
Me he cuestionado muchísimo el haberlo dejado solo esos 45 minutos, pero mi hermana insistió que debía bajar a comer algo.
Fue en esos únicos 45 minutos que me separé de él, cuando Dios decidió llamarle ante su presencia.
Dios es un ser perfecto y ahora con la cabeza un poco más fría es cuando pienso, que no hubiese soportado ver cómo el equipo médico intentaba revivir a mi esposo. Hasta en ese momento el pensó en mí, esperó a que yo saliera para irse de este mundo.
Leonardo fue el mejor hombre, su corazón era noble. Siempre dispuesto ayudar a todo aquel que le solicitara ayuda y al que no, también.
Me siento orgullosa y bendecida de ser su esposa. Mis hijos los más afortunados del mundo. Laysha nuestra hija de 15 años, Jade de 12 años y nuestro hijo Jacob de 9 años de edad. Formamos el mejor de los equipos, preocupados siempre el uno por el otro. Sin importarnos donde estábamos, para nosotros lo más bonito y lo más valioso siempre fue estar nosotros cinco juntos.
Quiero contarles una anécdota que siempre me hará sonreír.
Mi esposo decía que Los Gatos no le gustaban, siempre se rehusó a la idea de tener uno en casa, pero sobre todo de darles una caricias.
Ese hielo se quebró cuando llegó Mimi a casa, un gato callejero que se quedó con nosotros porque sus dueños nunca aparecieron.
Pasó a ser el consentido de la casa, dormía con mi esposo, jugaba con mi esposo, en fin.
Hasta se iba de viaje con nosotros, porque él decía que dejarlo solo en casa no era opción.
Se compró su mochila especial para cargar a Mimi. Caminaba cogido de la mano de nuestros hijos y en su espalda no faltaba nunca nuestro querido Mimi.
Mi esposo peleó por esta patria, fue un guerrero toda su vida.
Pudo regresar a casa después de tiempos difíciles en países donde se libraban batallas y donde muchas esposas perdieron a sus amados.
Nuestra historia se quedará en mi corazón y en mi mente con tinta indeleble. Este libro seguirá abierto, mis hijos y yo seguiremos agregando páginas. Él no estará físicamente, pero si, espiritual y siempre su personaje figurará en el libro de nuestra vida.
Si me preguntan ¿ Que cambiarías de tu vida? Yo les diría: Nada, todo fue una escuela para nosotros, aprendimos juntos, aveces por las buenas, aveces por las malas, pero JUNTOS.
Sé que está con nosotros, sé que nunca nos dejará. Sé que es nuestro ángel de la guarda.
Nuestro amor será para siempre.
Descansa en La Paz del Señor, amor mío, mi morenazo, mi guerrero.
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v.1.8.18