El Señor es mi pastor, nada me puede faltar:
en verdes praderas me hace reposar; me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara
mis fuerzas.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada
temo, porque Tu vas conmigo. Tu vara y
tu bastón me sosiegan.
Tu bondad y misericordia me acompañan
todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor por toda mi vida.
v.1.8.18