

Es nuestro todo, el sentido de nuestra vida porque ella es amor y Dios es AMOR; no hubo mayor amor que el que ella nos enseñó, día a día, con cada uno de esos pequeños detalles que nos marcaron para toda nuestra vida, eso la hacía ser una Grandiosa persona.
Ma, nos dejaste un gran ejemplo de vida, decir que eras una persona trabajadora, es quedarse corta, que eras ser lleno de amor, bueno y paz. Tu mayor ilusión era vernos unidos, que siempre el amor reinará para cuidarnos como hermanos.
Representaba un amor sin condiciones, así como Dios lo hizo en la tierra, indudablemente era un tesoro invaluable. Disfrutabas siempre el tiempo en familia, desde un juego de lotería en donde nos decías “La ranita tiene sed” y “El gorro no se me cae” son frases que siempre van a perdurar en toda nuestra familia.
Son tantas las anécdotas que podemos contar de ti, nunca podremos terminar con todas los maravillosos detalles que tenía para todos…como cuando nos hablabas por teléfono, te asomabas a la venta, mirabas a la puerta con tanta fe y esperanza de que llegáramos contigo.
Yo era el mensajero de mi papá cuando regresábamos de la parcela corría a decirte lo que se le antojaba de comer, para que se lo prepararas, o esas veces cuando me consentías a Juan apartándole una piernita del pollo. Siempre pensando en los demás al llegar a la casa nos recibías con las cazuelas llenas de comida con ese toque de las tortillas recién hechas.
Eres una guerrera, no tenía vestido para mi graduación, pero te fuiste a trabajar, compraste la tela y lo hiciste, fui muy feliz.
Esos consejos, el ejemplo, nuestro ser hace que tu legado perdure y siempre viva con todos.
Te quería tanto madre, que de niño me ponía a llorar cuando me dejabas en casa para ir y hacer tus asuntos a Chávez.
Cuando estaba muy enferma, mi espíritu iba volando hacia Dios, de pronto escuche tu voz que decía: “Espíritu de Kila regresa” y aquí sigo con vida.
Recuerdo cuando mi mama me levantaba a las 5 am para ir a la pizca de algodón, nos preparaba unas ricas gorditas de harina.
Siempre te gustaba estar acompañada de tus hijos y nosotros disfrutábamos contigo también.
A cada uno de nosotros nos complacías, por ejemplo, a mí siempre me dabas una comida especial.
Fuiste la mama más hermosa del mundo, trabajadora, buena, un bello ejemplo a seguir, entregaste todo por tus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y chozno nietos. La recuerdo como la vi llegar de trabajar del campo todos los días con aquel calorón y con dolor de cabeza, pero con todo y eso siempre haciendo la labor de mama, dando de comer a sus hijos, sus plantas, sus animalitos. Incluso, iba a la escuela a aprender a leer y escribir. La enseñanza que más recuerdo es que siempre había que perdonar, ayudar a los demás, tener fe en Dios y a amar a mis hermanos.
Mi madre era muy agradecida, el recuerdo más grande que tengo de ella, era cuando me aconsejaba que les dijera a mis hijos “Dios les rinda su trabajo, Dios les pague”, es una frase que siempre uso.
El crecer no fue un factor para dejarnos, siempre estabas ahí fuiste esa abuela-madre que hizo que todos aprendieran más de ti, en Coahuila, Estados Unidos, DF, Aguascalientes, ah y sus orígenes, esos caminos de Guanajuato que los llevabas en la piel…que buenos recuerdos y que alegría nos transmitías a todos. Muchas gracias por todo MAMÁ.
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v.1.18.0