Daniel fue un ser humano excepcional, conocido por su naturaleza bondadosa y compasiva. Su honestidad y generosidad tocaron las vidas de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo. Devoto y leal, fue un pilar de fortaleza para su familia y amigos, quienes lo recordarán siempre como un ser querido y resiliente.
Residente de San Juan, Puerto Rico, Daniel llevó consigo la sabiduría que solo la vida puede otorgar, dejando una huella imborrable en los corazones de quienes lo rodearon.
Su legado de amor y bondad seguirá inspirando a todos aquellos que lo conocieron, y su memoria será eternamente atesorada.