

Con corazones entristecidos pero llenos de gratitud por una vida vivida con belleza y propósito, anunciamos el fallecimiento de Manuela Zamora, una esposa amada, madre devota, abuela adorada y amiga entrañable. Manuela partió en paz el 16 de octubre de 2025, a la edad de 79 años, rodeada del amor que tan generosamente entregó durante toda su vida.
Nacida la víspera de Navidad de 1945, Manuela fue un verdadero regalo para todos los que tuvieron el privilegio de conocerla. Desde sus primeros días, irradiaba calidez, compasión y una fortaleza silenciosa que la acompañó en las alegrías y desafíos de la vida. Su vida fue un testimonio de fe, amor y entrega desinteresada.
Manuela era el corazón de su hogar. Una cocinera talentosa, tenía una forma especial de unir a las personas a través de su comida, llenando no solo los estómagos, sino también las almas. Cantaba himnos mientras cocinaba o limpiaba, convirtiendo las tareas diarias en momentos de alegría y paz. Sus platillos no solo alimentaban: eran recuerdos, consuelo y amor servidos en un plato. Su casa siempre estuvo abierta, siendo un refugio de risa y calidez para quien lo necesitara. Hacía que todos se sintieran vistos, amados y bienvenidos.
Mujer de profunda fe, Manuela pasó muchas horas en oración y adoración. Enseñó a sus hijos no solo a orar, sino también a vivir con gracia, paciencia y bondad. Predicaba con el ejemplo — siempre alentadora, siempre perdonando. Incluso en momentos difíciles, hacía sentir a su familia amada y apoyada, muchas veces consolando más a otros que a sí misma. Oraba con fidelidad por su familia y caminaba cerca de Dios, siendo un modelo de humildad y fortaleza espiritual.
Manuela tenía un alma dulce y un espíritu alegre. Le encantaba estar al aire libre, a menudo sentándose tranquilamente bajo la sombra de los árboles, observando el mundo con una sonrisa serena. Su presencia era calmante — una fuente de calidez y consuelo. Su forma de amar era creativa, siempre encontrando maneras de hacer sentir especiales y valiosos a sus hijos y nietos, incluso en momentos difíciles.
Para su esposo, fue una compañera fiel — un verdadero modelo de amor desinteresado. Siempre lo puso primero, y juntos construyeron un hogar cimentado en la fe y la unidad. Para sus hijos, fue una guía, una maestra, un lugar seguro donde siempre podían acudir. Con ternura llamaba a sus hijos “pajaritos”, reflejo de su corazón maternal.
Aunque amaba profundamente y por igual a todos sus hijos, sentía un orgullo especial por su hijo David, cuya ética de trabajo y naturaleza compasiva reflejaban la suya. Al igual que su madre, David lidera con el corazón y la humildad — un legado que Manuela deja en todos sus hijos.
El estilo de crianza de Manuela era suave y paciente. Creía en dejar que los niños fueran niños, y su carácter amoroso y tranquilo permitió que sus hijos crecieran siendo adultos trabajadores y compasivos — tal como ella. Su capacidad de perdonar no tenía límites, y su corazón permanecía abierto sin importar la circunstancia.
Manuela creó toda una vida de bellos recuerdos — no a través de lujos, sino del amor: comidas caseras, cantos alegres, oraciones compartidas, puertas abiertas y una amabilidad inquebrantable. Enseñó a su familia no solo a amar, sino a vivir.
La fortaleza, la fe y el amor de Manuela han dejado una huella permanente en los corazones de quienes la conocieron. Aunque ha dejado este mundo, su espíritu vive en la risa compartida alrededor de la mesa, en la melodía de un himno mientras se limpia, y en la paz silenciosa bajo un árbol.
Le sobrevive su esposo devoto de 50 años, José A. Zamora, con quien compartió una vida llena de amor, alegría y compañerismo duradero. Juntos construyeron una familia basada en la compasión, el trabajo duro y la fe.
Manuela fue la madre querida de David Zamora (Veronica Rodríguez) y Joseph Zamora (Kelly Zamora), cuyas vidas reflejan su generosidad y fortaleza sin límites. Su mayor alegría fue ser abuela de Mathew Zamora, Leo Daniel Zamora, Nicolas Jose Zamora, Emmarie Catherine Zamora, Joseph Bowie, River Sims y Winter Sims.
También le sobreviven sus hermanas María López, Chabela López y Amparo López. Le precedieron en la muerte sus padres Cástulo López y Zenaida López Lira, así como sus hermanos Francisco López, Ramón López y Ester García.
Una velación se llevará a cabo el domingo, 19 de octubre de 2025, de 12:00 p.m. a 9:00 p.m., con el rosario a las 7:00 p.m. en Funeraria Del Angel Highland, 6705 N. FM 88, Weslaco, TX 78596. La misa fúnebre se celebrará en la Iglesia Católica San Martín de Porres, 901 Texas Blvd N, Weslaco, Texas 78596, seguida del sepelio en Highland Memorial Park.
Descansa en paz, Manuela. Gracias por mostrarnos cómo se ve el amor.
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