Nacido en Torreón, Coahuila, y criado en Río Bravo, Tamaulipas, Pascual emigró a Donna, Texas, con el firme propósito de criar a su familia bajo la guía y el amor de Jesucristo. Fiel creyente y hombre de fe, fue miembro activo de la iglesia Salvación Vida Eterna, donde vivió y compartió la palabra de Dios con entrega y humildad. Para él, sus hijos fueron su propósito divino, y dedicó su vida a servir a Dios a través del amor y cuidado hacia su familia.
Pascual fue un hombre generoso, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo rodeaban. Amante de la vida al aire libre, disfrutaba de la pesca, el trabajo en el campo, la vida de rancho, los viajes por carretera, la mecánica, y las mejoras creativas en el hogar.
Le sobreviven su amada esposa, Rebeca Rivera de Alvarado, y sus hijos: Pedro Alvarado (Norma Medellín), Diana Alvarado (Jorge Zavala), Claudia Alvarado (Benito Zúñiga) & Betsy Alvarado.
Así como sus 10 nietos y una bisnieta, quienes lo recordarán con amor eterno y gratitud por su legado de fe, trabajo y servicio.
Su vida fue un testimonio de amor, entrega y fe inquebrantable. Hoy descansa en los brazos del Señor, a quien sirvió con devoción durante todos sus días.