Mercedes "Chelo" Dominguez

When Mercedes Dominguez walked into the room, those in her company felt energy, an enthusiastic feeling of family. This was just one example of who Chelo was and how she impacted those around her. Chelo was a clever and witty person who always sought out the finest attributes in other people and knew how to make them smile. It was as if Chelo wanted to share all of their experiences, revel in their lives,and celebrate their discoveries. Chelo was tireless and had boundless enthusiasm that would serve her well throughout her life.

She was the daughter of Odilon and Mercedes Pena. Chelo was raised in Mexico and was always at the ready with a good joke. She grew up to be quite a humorous person. While some who knew Chelo might describe her as an idealist, her friends and family understood well that Chelo was always in pursuit of life’s endless possibilities and opportunities available to her. Her adventurous spirit brought her to Los Angeles in 1968 at the age of 35 and as a single mother.

Chelo was raised with eight siblings. She had one older sister Antonia and younger siblings; Guadalupe, Jesus Lucio, Reyes, Odilon, Maria de Jesus Santos, Lorenzo Hermenegildo, and Lorenzo. Chelo was very accepting and supportive of her family. She was perceived as the central person in her family in terms of keeping communication open between the family members. Whenever discord or tension arose within the home, Chelo was typically the member who was the quickest to forgive and help reunite. These traits served Chelo well in her adult life and, along with her wit, outgoing personality, and understanding of others, drew the admiration of many who knew her.

As a young girl, Chelo was outgoing, adventurous, and enjoyed a good challenge. In her spare time she would make tortillas for her family of 11. She became a central part of her family helping her mother raise her younger siblings. Chelo's memorable achievements included selling Avon, even in Juarez, Mexico and moving to Los Angeles on her own with her young child. Chelo had the ability to find amusement with almost any activity she participated in.

Chelo was a natural and creative parent who was willing to provide her family with all sorts of new and interesting experiences. For Chelo, parenting was a particularly enjoyable and pleasurable part of her life. She help her three children, as a single mother, succeed in completing their education and starting their own families.Chelo prioritized her three children and felt accomplished when they started their families. She then felt she could move on to finding a companion for herself. Soon after, she met Jesus Murrillo with whom she loved and cherished for forty years.

Chelo was blessed with four children: Maria del Carmen, Luis Lorenzo (deceased), Enrique (deceased), Dolores. They were also blessed with eleven grandchildren, Micheal, Brenda, Vanessa, Luis, Artie, Evelyn, Rebecca, Brandy, Johnny, Violeta, Uri. Now there are twenty nine great-grandchildren; Valeria, Michael, Krystal, Gabriel, Destiney, Dominic, Samantha, Zachary, Desiree, Louis, Anthony, Larry, Leonel, Juanito, Tasun, Truth, Tiera, Halo, Gemini, Donavon, Aqua, Jose, Valentin, Analia, Zamian, Zariah, Zellis, Zaiden, and Layla. There are even six great-great-grandchildren; Mason, McKynzie, Stephan, Esabella, Sophia, Avery, and two more on the way.

Chelo was uplifted by new ideas and was excited by life’s possibilities, traits that made her an exceptional worker. Her primary occupation was homemaker (and seller of Avon). She worked for 20+ years raising her grandchildren. Chelo was enterprising, inventive and working against deadlines seemed to energize her. She always enjoyed collecting the neighborhood orders and interacting with others. Chelo loved watching novelas, cooking, and visiting family. She had a knack for being able to multi-task in order to create time for all of her family. She was a woman who was dedicated and devoted to her faith. She was a member of St. Martha's for 30+ years. She was sympathetic and able to empathize with others and she used these qualities to the fullest while working tirelessly for her beliefs.

Chelo's love of improvising in her daily life was a perfect fit for her enjoyment of traveling. She loved to plan a yearly trip and she took her vacations seriously, well, as seriously as she possibly could. Her favorite vacations included visiting her grandchildren and family in El Paso, Texas. She had a long list of family that she had to visit each time she was in town!

Chelo Dominguez passed away on 27 of November, 2019 at home with family in La Puente, California. Services were held at St. Martha's Church. Chelo was laid to rest in Rose Hills in Whittier, California.

There was always a certain style and inventiveness to Chelo. She was a dynamic, self-expressive person who was forever looking to celebrate the endless possibilities life had to offer. She had a knack for being clever, creative and witty, and for others, was a joy to be around. While she was often fiercely independent, it seemed as if many others looked to Chelo Dominguez for inspiration, leadership, wisdom, and even courage. Chelo was always more than willing to share life’s experiences and a smile with her loved ones. She will be truly missed.

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Cuando Mercedes Domínguez entró en la habitación, los que estaban en su compañía sintieron energía, un sentimiento entusiasta de la familia. Este fue solo un ejemplo de quién era Chelo y cómo impactó a quienes la rodeaban. Chelo era una persona inteligente e ingeniosa que siempre buscaba los mejores atributos en otras personas y sabía cómo hacerlos sonreír. Era como si Chelo quisiera compartir todas sus experiencias, deleitarse en sus vidas y celebrar sus descubrimientos. Chelo era incansable y tenía un entusiasmo ilimitado que le sería útil durante toda su vida.

Ella era la hija de Odilon y Mercedes Peña. Chelo se crió en México y siempre estaba lista con una buena broma. Ella creció para ser una persona bastante cómica. Mientras que algunos que conocían a Chelo podrían describirla como una idealista, sus amigos y familiares entendieron bien que Chelo siempre estaba buscando las infinitas posibilidades y oportunidades de la vida disponibles para ella. Su espíritu aventurero la trajo a Los Ángeles en 1968 a la edad de 35 años y como madre soltera.

Chelo fue criada con ocho hermanos. Ella tenía una hermana mayor, Antonia, y hermanos menores; Guadalupe, Jesús Lucio, Reyes, Odilon, María de Jesús Santos, Lorenzo Hermenegildo, y Lorenzo. Chelo fue muy amable y solidaria con su familia. Fue percibida como la persona central de su familia en términos de mantener la comunicación abierta entre los miembros de la familia. Cada vez que surgían discordias o tensiones dentro de la casa, Chelo era típicamente el miembro más rápido para perdonar y ayudar a reunirse. Estos rasgos le sirvieron bien a Chelo en su vida adulta y, junto con su ingenio, personalidad extrovertida y comprensión de los demás, despertaron la admiración de muchos que la conocían.

Cuando era niña, Chelo era extrovertida, aventurera y disfrutaba de un buen adventura. En su tiempo libre, hacía tortillas para su familia de 11. Se convirtió en una parte central de su familia ayudando a su madre a criar a sus hermanos menores. Los logros memorables de Chelo incluyeron vender Avon, incluso en Juárez, México y mudarse a Los Ángeles sola con su hija pequeña. Chelo tenía la capacidad de encontrar diversión con casi cualquier actividad en la que participara.

Chelo era una madre natural y creativa que estaba dispuesta a brindarle a su familia todo tipo de experiencias nuevas e interesantes. Para Chelo, la crianza de los hijos fue una parte particularmente agradable y placentera de su vida. Ella ayuda a sus tres hijos, como madre soltera, a completar su educación y comenzar sus propias familias. Chelo priorizó a sus tres hijos y se sintió realizada cuando comenzaron sus familias. Luego sintió que podía seguir buscando un compañero para ella. Poco después, conoció a Jesús Murrillo con quien amaba y apreciaba durante cuarenta años.

Chelo fue bendecida con cuatro hijos: María del Carmen, Luis Lorenzo (fallecido), Enrique (fallecido), Dolores. También fueron bendecidos con once nietos, Micheal, Brenda, Vanessa, Luis, Artie, Evelyn, Rebecca, Brandy, Johnny, Violeta, Uri. Ahora hay veintinueve bisnietos; Valeria, Michael, Krystal, Gabriel, Destiney, Dominic, Samantha, Zachary, Desiree, Louis, Anthony, Larry, Leonel, Juanito, Tasun, Truth, Tiera, Halo, Gemini, Donavon, Aqua, Jose, Valentin, Analia, Zamian, Zariah, Zellis, Zaiden y Layla. Incluso hay seis tataranietos; Mason, McKynzie, Stephan, Esabella, Sophia, Avery y dos más en camino.

Chelo se animó con nuevas ideas y se entusiasmó con las posibilidades de la vida, rasgos que la convirtieron en una trabajadora excepcional. Su ocupación principal era ama de casa (y vendedora de Avon). Trabajó durante más de 20 años criando a sus nietos. Chelo era emprendedora, inventiva y trabajar en contra de los plazos parecía energizarla. Ella siempre disfrutaba recolectando las órdenes del vecindario e interactuando con otros. A Chelo le encantaba ver novelas, cocinar y visitar a la familia. Ella tenía una habilidad especial para poder realizar múltiples tareas a fin de crear tiempo para toda su familia. Ella era una mujer dedicada y dedicada a su fe. Fue miembro de Santa Martha's por más de 30 años. Ella era comprensiva y capaz de empatizar con los demás y usó estas cualidades al máximo mientras trabajaba incansablemente por sus creencias.

El amor de Chelo por la improvisación en su vida diaria encajaba perfectamente con su placer de viajar. Le encantaba planear un viaje anual y se tomaba sus vacaciones en serio, bueno, tan en serio como podía. Sus vacaciones favoritas incluían visitar a sus nietos y familiares en El Paso, Texas. ¡Tenía una larga lista de familiares que tenía que visitar cada vez que estaba en la ciudad!

Chelo Domínguez falleció el 27 de noviembre de 2019 en casa con su familia en La Puente, California. Los servicios se llevaron a cabo en la Iglesia de Santa Marta. Chelo fue enterrada en Rose Hills en Whittier, California.

Siempre había un cierto estilo e inventiva en Chelo. Era una persona dinámica y autoexpresiva que siempre buscaba celebrar las infinitas posibilidades que la vida tenía para ofrecer. Tenía una habilidad especial para ser inteligente, creativa e ingeniosa, y para los demás, era una alegría estar con ella. Si bien a menudo era ferozmente independiente, parecía que muchos otros miraban a Chelo Domínguez en busca de inspiración, liderazgo, sabiduría e incluso coraje. Chelo siempre estuvo más que dispuesta a compartir las experiencias de la vida y una sonrisa con sus seres queridos. La vamos a extrañar siempre.